La diversidad biológica en el mundo está en caída libre, sobre todo en América Latina
- Publicado: Lunes, 28, Septiembre 2020 17:57
- Escrito por Marina Colorado - www.france24.com
- 28 Sep
Los dos últimos informes sobre la diversidad biológica en el planeta revelan un panorama bastante desalentador. América Latina lidera la lista de regiones con una mayor pérdida de especies de mamíferos, pájaros, anfibios, reptiles y peces. El sector agropecuario es la mayor causa de destrucción de los ecosistemas silvestres. Según los expertos, son necesarios esfuerzos colectivos para frenar la rápida desaparición de animales y plantas.
Varios informes publicados recientemente nos recuerdan que la pérdida de diversidad biológica sigue en aumento. Por un lado, el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, publicó su Informe Planeta Vivo 2020 en el que concluyen que de las casi 4.400 especies monitoreadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces ha habido un descenso del 68% en el tamaño de su población, entre 1970 y 2016, a nivel global. Sin embargo, las cifras varían mucho dependiendo del lugar del que hablemos: mientras que Europa y Asia Central han visto un descenso del 24%, América Latina y el Caribe registran una disminución de estas especies del 94%.
En la región, el mayor motor de esta desaparición es la conversión de praderas, sabanas, bosques y humedales en lugares para el pastoreo de ganado o la agricultura, sobre todo en la producción de soya, aceite de palma y carne de res. A esto se suma la construcción de infraestructura, el crecimiento urbano, la minería o la producción de energía.
El informe de WWF recuerda que solo existen unas pocas regiones en el mundo con zonas totalmente salvajes, es decir, donde la huella humana no ha interferido con la naturaleza. Estas regiones están sobre todo en Canadá, Brasil, Rusia, el desierto del Sáhara en África y Australia.
Otro informe publicado por la ONU el 15 de septiembre llamado "Perspectiva Mundial sobre la diversidad biológica", el quinto que publican las Naciones Unidas, insiste en la necesidad de acciones conjuntas y rápidas en todos los sectores de la sociedad, tal y como se hizo contra la pandemia del nuevo coronavirus, como la única manera de frenar o incluso revertir la pérdida de biodiversidad.
António Guterres, Secretario General de la ONU, afirmó que "el impacto traumático de la pandemia de Covid-19 nos deja importantes lecciones en cuanto a nuestra respuesta a la crisis de la biodiversidad. Por un lado, demostró de manera impactante la relación entre cómo tratamos al mundo de los seres vivos y la aparición de enfermedades en humanos. Y por otro lado, las respuestas de los gobiernos y de las personas alrededor del mundo han demostrado la capacidad que tiene la sociedad para dar pasos, antes impensables, que involucran transformaciones enormes, solidaridad y esfuerzos multilaterales frente a una amenaza común."
Ambos informes establecen una conexión entre la desaparición de estos hábitats salvajes y la aparición de enfermedades infecciosas. Así lo expone Fran Price, líder de la práctica forestal mundial en WWF Internacional: "La deforestación hace que haya mayor interacción entre vida silvestre, ganado y ser humano. Esto hace que aumente la probabilidad de enfermedades zoonóticas como el ébola o el Covid-19. Los bosques actúan como una barrera que mantiene a esas enfermedades lejos de los humanos."
La necesidad de invertir más recursos es una de las conclusiones del informe, pero muchos países no los tienen. Para solventar esto, un estudio del Instituto Internacional del Medio Ambiente y el Desarrollo propone un sistema de intercambio de la deuda externa de países en desarrollo por programas que protejan la biodiversidad y luchen contra el cambio climático, aumentando así su resiliencia. Un sistema que daría solución a tres crisis simultáneas: la de la deuda, la del clima y la de la pérdida de biodiversidad.
El estudio hace un listado de los países deudores que más se beneficiarían de este tipo de intercambio, dependiendo de su vulnerabilidad ante el cambio climático, su riqueza ecosistémica y su nivel de endeudamiento. De los seis primeros, dos están en América Central.